Sostenibilidad del sistema energético

La palabra sostenible lleva consigo un equilibrio entre tres aspectos: ecológicos, económicos y sociales. Cuando estos tres aspectos están en equilibrio algo es sostenible.

Desarrollo_sostenible_svg

En la actualidad el sistema está claramente desequilibrado. El problema es como hacerlo sostenible sin perder de vista ninguno de los 3 aspectos. Todos son igualmente importantes pero quizás el social sea el que más nos influya a priori. La energía nos proporciona confort y nivel de vida pero lo que más nos atrae de la energía es la libertad que proporciona. Quién podía pensar hace unos años que existirían trenes de alta velocidad, aviones que te llevarían a cualquier lugar del mundo y que podrías coger tu coche para ir a donde quisieras como si estuvieras en tu propia casa. Si queremos continuar con esta libertad lo principal es garantizar la seguridad de abastecimiento.

Durante mucho tiempo la energía ha sido algo que nos ha facilitado la vida y el crecimiento económico, no nos hemos planteado si era cara o barata o si tenía algún problema medioambiental. Pero después de varias crisis del petróleo, desastres como Chernóbil o múltiples catástrofes petroleras, han propiciado que la energía pase a un primer plano tanto económico como político.

Aunque la seguridad y la calidad de nuestro abastecimiento energético sean sin duda preocupaciones legítimas, esta visión de la problemática de la energía está excesivamente centrada en nuestras necesidades a corto y medio plazo. Hemos de evitar el contemplar el problema de la energía desde una perspectiva local y cortoplacista. Un planteamiento profundo del problema es pensar que un tercio de la Humanidad carece hoy de suministro eléctrico y de cualquier otra forma avanzada de energía, tiene que contemplar la seguridad de abastecimiento para las generaciones futuras y tiene que ser consciente de las consecuencias del impacto medioambiental que la producción y el consumo de energía están ocasionando en el planeta que dejaremos a nuestros descendientes.

¿Es sostenible nuestro sistema actual? Un 80% de la demanda global actual de energía de las actividades humanas proviene de combustibles fósiles, como el petróleo (36%), el carbón (23%) o el gas natural (21%) La energía nuclear proporciona un 6%, las grandes centrales hidroeléctricas un 2%, las formas avanzadas de energías renovables, tales como solar, eólica, minihidráulica o biomasa otro 2%, mientras que la utilización tradicional de biomasa (forma la principal fuente de suministro energético de los 2.000 millones de habitantes menos desarrollados energéticamente) representa el 10% restante.

Los combustibles fósiles son la base del sistema energético actual. Estas fuentes son las de mayor poder calorífico, de ahí su valor energético. El problema es que son agotables. Solo se encuentran en algunos sitios, reparten la riqueza solo en unos pocos aunque todos nos beneficiamos de la comodidad y bienestar que producen. Pero su principal problema es que son altamente contaminantes. Los combustibles fósiles son los principales responsables del cambio climático.

El modelo energético de aumento del consumo de energía y de hidrocarburos que ha sido adoptado por los países más desarrollados nos está conduciendo a un callejón sin salida. Pero éste es también el modelo al que aspiran los países pobres para su desarrollo, lo que agravaría el problema global de sostenibilidad.

Lo cierto es que ya se están haciendo cosas por solucionar este problema sobre todo en Europa como la nueva normativa europea y el mercado de emisiones, aunque no es suficiente. La reciente reunión de las Naciones Unidas para el cambio climático en Doha acabó de forma descafeinada ya que  se extendió el protocolo de Kyoto hasta 2020 pero los mayores países contaminantes no aceptaron el documento, correspondiendo el conjunto de los países adscritos solo el 15% de las emisiones mundiales.

Entonces, ¿ qué fuente de energía puede solucionar el problema? Algunos dirán la energía nuclear, lo cierto que esta si podría ser económicamente rentable pero tiene otros inconvenientes. El primero es ecológico, las centrales producen residuos peligrosos aunque con la tecnologías actuales este problema es leve comparado con la conciencia social y la inseguridad del ciudadano que lleva consigo esta energía. Pronto estará el post sobre esta fuente de energía.

Otros dirán con energía renovables. Estarán en lo cierto pero la realidad es que las energías renovables son irregulares, (dependen del viento y el sol), tienen problemas de conexión a las redes. La modificación de los sistemas de protecciones y control en las redes de media y baja tensión o la necesidad de disponer de capacidad de almacenamiento son otros inconvenientes por solucionar. Son incapaces de abastecer a día de hoy toda la demanda energética. Para que esto pueda producirse se necesitan grandes inversiones y avances tecnológicos, lo que haría que económicamente no fuese rentable a corto plazo. Pero sin duda es la principal alternativa para el futuro.

La solución real es la diversificación, como si de una cartera de inversión se tratara. Se pretende tener en cartera todas las fuentes de energía en su proporción correcta para poder garantizar el abastecimiento, teniendo claras a su vez las prioridades ambientales y así ir dando paso a fuentes de energía limpias en la medida que la economía del país se resienta lo menos posible, haciendo el tránsito hacia energías limpias lo más rápido y eficazmente posible, conforme las nuevas tecnologías lo vayan permitiendo. Así se irá haciendo realidad la tercera revolución industrial. El cambio costará esfuerzo pero es necesario y obligado.

Pero lo cierto es que el problema de la sostenibilidad es bastante más complicado. Es un problema de la sociedad actual. El derroche de luz es un símbolo de estatus social. Igual ocurre con el transporte privado, el aire acondicionado o el vivir en urbanizaciones. En cambio, el ahorro es un concepto negativo, asociado a penurias económicas y contrario a la sociedad de consumo.

Se deberían intentar romper esas asociaciones y crear otras, que permitan a los individuos una identificación cultural nueva, en la que tengan cabida los conceptos de solidaridad generacional y de respeto al medio ambiente, de forma que el concepto de calidad de vida esté cada vez más vinculado al consumo responsable y al respeto por el entorno.

Entonces el ahorro energético no solo no sería cosa de pobres y de sociedades atrasadas, sino todo lo contrario, sería el símbolo de modernidad y desarrollo, de la democracia y de los valores positivos de la sociedad.

Estos nuevos valores son condición necesaria, pero no suficiente, para un cambio de comportamiento social. Para que estos nuevos valores se conviertan en comportamientos, se requiere una política pública que comprenda tanto el facilitar alternativas viables (como un adecuado transporte público y potenciar el coche eléctrico), como el establecimiento de normas (como las de eficiencia energética) y señales económicas adecuadas (como las ecotasas), además de llevar a cabo una estrategia continuada de comunicación y de formación, pues algunos de estos cambios pueden requerir plazos generacionales.

Espero que el último post del año os haya gustado. Nos vemos en el 2013, mientras podéis seguir la actualidad en la página de noticias. Feliz año a todos.